Diciembre es el mes en el que los supermercados españoles dan cabida al turrón. Este dulce manjar está indisolublemente ligado a la Navidad. En esa época se consume principalmente como postre. La gran necesidad que tienen los españoles de disfrutar de este producto tradicional elaborado a base de azúcar, miel, clara de huevo y, normalmente, almendras, se desprende de las grandes cantidades que venden en los supermercados.
El turrón tiene una larga historia culinaria. Apareció por primera vez en el siglo XV en la ciudad de Jijona, al norte de Alicante. Existen varias versiones de la inspiración de la receta. Lo más habitual es que se haya introducido en España durante el dominio musulmán. Otros apuntan a una antigua receta griega y romana. Desde los primeros años, el interés por el turrón se ha extendido también a Francia, Italia y algunos países latinoamericanos.
Durante mucho tiempo, las recetas de los distintos tipos de turrón se mantuvieron cercanas a la fuente. Pero a finales del siglo pasado todo cambió. La industria del turrón respondió al deseo de diversificación. Desde entonces, se han vendido todo tipo de variaciones, incluido chocolate, frutos secos, nueces enteras y coco. Actualmente existe en el mercado incluso una versión sin azúcar. Para honrar la tradición, tres tipos de turrón tienen un estatus geográfico protegido según la legislación europea. Se trata de los turrones de Jijona (blando), Alicante (duro) y Agramunt en Cataluña.
Para aquellos que realmente quieran profundizar en el fenómeno del turrón, merece la pena una visita al museo de Jijona. Allí podrás aprender cómo se produjo este manjar a lo largo de los siglos. También hay en el museo una interesante colección de todo tipo de herramientas grandes y pequeñas.