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Los mercados medievales son populares en las Costas. Funcionan como una especie de alternativa a las numerosas fiestas locales que cada año conmemoran los muchos enfrentamientos y guerras libradas durante siglos con los distintos dominadores de la región. Y también a las múltiples celebraciones de carácter religioso.
Los mercados medievales evocan más bien la vida cotidiana de aquella época. Elche ocupa un lugar destacado en esta mirada al pasado. Pocas ciudades o pueblos celebran estas festividades con tanta magnitud y seriedad. Mientras que en muchos lugares estos mercados duran solo unos días, Elche les dedica toda una semana.
A finales de octubre o principios de noviembre, la ciudad se sumerge de nuevo en el pasado. Desde 1990, este colorido evento es una cita fija en el calendario anual. Muchos elementos son ya tradición, aunque cada nueva edición ofrece siempre una o varias sorpresas. Para conocer el programa exacto, merece la pena acudir a la oficina de turismo. Lo que sí está garantizado son los mercados callejeros con numerosos artesanos que practican oficios centenarios ya en desuso. Los visitantes también pueden disfrutar de la gastronomía medieval: sopas y guisos preparados en grandes calderos, carnes asadas o frutos secos.
Cada año se ofrecen alrededor de sesenta actividades diferentes, todas ellas con un carácter medieval: representaciones teatrales, actuaciones musicales, exposiciones, fuegos artificiales y juegos para los más pequeños.
El ambiente en las calles de Elche se verá animado por la presencia de bufones, bardos, zancudos, bailarines y malabaristas. Un gran atractivo, como siempre, serán también las exhibiciones de cetrería.
Por supuesto, durante la semana festiva es de lo más normal pasear por las calles con un atuendo medieval. Y no solo para los profesionales que participan en el evento. También los visitantes pueden, por una vez, desfilar por Elche como valientes caballeros o encantadoras princesas sin que nadie se sorprenda.
