La pintura tiene muchas formas de expresión diferentes. Hay una amplia variedad de opciones entre la legión de tendencias que atraen a la gente a exposiciones y museos de todo el mundo. Un “género” que suele faltar allí es el arte prehistórico que los pintores de la época dejaron en cuevas y en las paredes de las formaciones rocosas. En su simplismo a veces infantil, sus descendientes son difíciles de comparar en calidad con las obras maestras de, por ejemplo, Rembrandt o Picasso.
Además de ser una expresión de creatividad, este arte prehistórico puede ser principalmente una forma de inmortalizar la vida cotidiana de aquella época. El arte en España abarca aproximadamente el periodo comprendido entre el 8000 y el 3500 a.C. Además, no debemos olvidar que la calidad de sus “lienzos” y “pinceles” tenía limitaciones. La superficie rugosa y la falta de buenos materiales de pintura hicieron imposible crear matices y refinamientos en su obra. Aún no está del todo claro en qué consistía exactamente la «pintura» de aquella época. Pero lo que es cierto es que a menudo se utilizaban tierras minerales y carbón. Los colores destacados son el rojo y el negro y, en menor medida, el blanco y el amarillo.
Hoy en día España cuenta con numerosos lugares donde se pueden admirar los orígenes de la pintura. Según la UNESCO, España es incluso el país de Europa con más lugares de Europa donde esto es posible. La mayoría de los 758 sitios registrados se pueden admirar en sólo seis regiones. Las regiones de Murcia y Alicante/Valencia están ricamente representadas con 72 y 301 localidades respectivamente.
Llama la atención que la elección del tema de los dibujos varíe considerablemente. En la zona de la Costa Blanca y Costa Cálida predominan las imágenes de animales (especialmente cabras y ciervos) y escenas de caza. Más al norte, son más comunes las figuras humanas y las escenas de batalla.
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